Nuevamente cae el
telón de una función, la interpretación ante el público expectante de la
ansiada novedad deja opiniones tan variadas, como interpretaciones hay del
lienzo que nos ofrece el cielo.
Desfilaron actores y
actrices, dándose turnos entre sus incursiones, y algunas veces uniéndose,
danzando un deleite de emociones, mientras el público observaba con avidez de
formar parte de aquella onírica imagen que había ante sus ojos.
Atrás quedan las
diatribas dirigidas a aquellos personajes que desentonaron la sinfonía,
aquellos/as ilusos/as cuyo ego desmesurado entorpeció la labor del director de
orquesta, aquellas mentes ensimismadas en su basto pensamiento y vasta rigidez.
Atrás quedan también los recuerdos de aquellos destellos de alegría, aquellos
actores y actrices que con su temple y su gracia en el escenario dejaron una
huella en los corazones del público.
Así pues, con una
incierta pero ansiada cartelera de obras por venir, se prepara el teatro para
recibir los nuevos actores y actrices, con el deseo de ser partícipe en algunas
de sus obras… y quién sabe… con suerte protagonizar o coprotagonizar algunas de
ellas…