Qué extraño resulta ser el espejo de los
colores, aquel que usa el común, el que encasilla, el que condena, el que
complica… el que canta himnos a los otros mientras desmiembra su cognición,
aquel que incapaz de comprender, decide entorpecer o simplemente reflejar sus colores
en el espejo del otro en un ritual de falsedad, haciendo una sus necesidades,
elaborando nimiedades… Solo entonces sus colores son de nuevo uno, uno que una
vez nunca fueron, uno que una vez inventaron, del cual viene la diferencia a la
cual atribuyen su inferencia...