sábado, 8 de septiembre de 2012

Si se callase el ruido

Si se callase el ruido, si las turbias sinfonías que pululan en la impía conciencia se disipasen… si tan solo el agravio de un manifiesto destrozase los insulsos atavíos que adornan los falsos pasajes… 
Sonríen las mascaras vacías, desde su interior se entonan coros atroces, desgarran la calma y la quietud del silencio, insisten en sustituir los hoyos negros de sus ojos por diamantes, mas en su afán por acariciar la perfección con sus artificiales garras tan solo logran horrendos chirridos, tan solo logran aumentar el ruido… ¡ruido atroz!, si tan solo se callase un instante, si tan solo dejase paso a la quietud del silencio, así podría oír el sollozo del planeta, anhelando lo que un día tal vez fue en la eternidad de un instante, si tan solo las fauces de las marionetas del acaecer dejasen de emitir aquellos molestos ladridos, empero, en los hilos que manejan su conciencia se refleja el mecánico bucle que conforma su accionar, hilos invisibles, visibles tan solo al oído… sonidos… y otra vez ruido… tic tac… tic tac… tic tac… cual si fuese el mecanismo de la torre del reloj, así suenan los monótonos engranajes solapados tras aquel ruido, así se manifiesta su incoherencia, así queda al descubierto el menoscabo de la ironía, implícita en su alegoría…
Enfermo, o tal vez solo agotado, agotado de escuchar el ruido… tal vez… no obstante, aún prevalece el ruido… ¿delirio?, es probable… mas si delirio es la respuesta, en el mundo está la pregunta, en el pasar de los días, en el zigzagueo de miradas vacías de los maniquíes, en el intercambio de desafinadas melodías, en la incoherencia  del contenido, en la paradoja  de lo emitido… sencillamente en el ruido…

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